No quiero la verdad
aterciopelada,
ni quiero la mentira,
escrita en algodón,
quiero vida,
la que susurra a gritos,
el camino para ser feliz.
En ese camino encuentro,
mi yo más íntimo,
desnudo.
Me observo,
no de tan cerca,
provoca miedo,
cada herida,
recordar,
cada sufrimiento,
quitar las esposas al lamento;
es el cristal con que te mires,
digo a mis adentros.
Se canta,
de acuerdo a la nota,
se vive,
según lo aprendido.
Hay un cascarón por romper,
entonces,
soy conciencia,
queda mucho por aprender,
alas con inmensas,
ganas de volar,
muchas lágrimas para llorar,
por las alegrías,
que aún no han venido.
Yaneli Morales.