Puede parecer difícil pero no lo es. Con quitarnos el mal hábito de maldecir daremos un gran paso de avance. Ten presente que las palabras son corazones latiendo o puñales que hieren profundamente. Aún cuando saques el puñal, quedará la herida para recordarnos una y otra vez lo sucedido. Y nunca más volverá a su estado original. Las palabras tienen poder, usadas correctamente, todo puede ser diferente, para ti y para quienes te rodean. Un buen ejercicio es respirar y callar.
Yaneli Morales©
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Octubre 21/2018