- Érase una madrugada
susurrabas en mi oído
lo mucho que tú me amabas
lo feliz que eras conmigo.
A la mañana siguiente
paseabas con otro vestido
y besabas otros labios
parecidos a los míos.
Gemias en otra cama
y saciabas ese instinto
el que confunde la sed
y bebe el agua del río.
Nunca creí en tus palabras
ni en las rosas ni en los lirios.
Ni en la culpa de la carne.
Ni en tu venenoso aliento
jurando lo no cumplido.
Y me llamas cada viernes
cuando extrañas este cuerpo
y tengo que escuchar aquello.
Nunca te hubiera dejado!!!.
Y yo pensar hacia adentro
no lo hubiera soportado
después de tan cruel traición
después de tan vil castigo.
Por eso te dejé primero.
Por eso y sin remordimiento.
Y aunque no hubiera durado
esta infinita pasión
no hubiera perdido nada
al fin encontré el Amor!
-
Yaneli Morales.