Seguramente nadie recuerda esos primeros días, esos en que éramos esponja.
Esos días en que nuestros padres nos sonreían y nosotros por puro reflejo respondíamos con una gran sonrisa y entonces nuestros padres gritaban de emoción y nosotros; como regalo a la algarabía, otorgábamos, la más sonora de las carcajadas.
Seguramente nadie recuerda pero se llama alegría, y es el motivo de vivir.
EL VASO UNA EXCELENTE REFLEXÍON
Yaneli Morales.