Me confieso, durante mucho tiempo odié al mundo.
Durante mucho tiempo no podía respirar porque me ahogaba y una calle empedrada; la más bella calle empedrada, parecía una colina.
En ese mismo tiempo sabía que la felicidad era un camino que estaba a mis pies.
Me confieso no para que el mundo me perdone por odiarle , me confieso porque el día que dejé de odiarme; ese día encontré, lo que nunca había perdido.
Yaneli Morales.