Entonces entendió,
que para yo amarle,
no podía negarme su sonrisa,
ni sus besos, ni sus caricias.
Es que a veces,
perder es ganancia,
me lo cuenta la brisa,
me susurra,
hoy me inclino a tus pies,
mañana, bailo sobre los míos.
Siempre, bajo la tormenta,
se aprenden las lecciones,
que conducen a la calma.
Entonces entendió,
al filo de la navaja,
sobre sábanas blancas,
con la hoguera apagada,
el alma encendida.
No negarse al amor,
es el secreto.
Yaneli Morales.