Presto a saborear la noche; con su olor a infinito y su oscuridad intensa, escuchó una voz…no la sufras, ya duerme plácidamente en mis brazos. Entre suspiros y sin derramar ni una lágrima, respondió. No la sufro, la amo. La voz se alejó, el padece de insomnio.
Yaneli Morales
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