Reflexiones

Nos enseñaron a desconfiar

Hoy quiero llamar a la reflexión de un tema espinoso pero amo los temas espinosos.

«Nos enseñaron a desconfiar»

Hemos vivido por mucho mucho tiempo en un mundo basado en la desconfianza. Según veo el comportamiento humano más quiero a mi mascota dicen algunos. Entiendo que hasta cierto punto es «real» pero es que aún no hemos entendido cómo funciona el cerebro que se nos ha dado.

Esa gran mega computadora en un principio estuvo diseñada para la supervivencia. La vida ha ido evolucionando pero ese cerebro por donde se filtra la información, sigue siendo un cerebro básico solamente diseñado para alertarnos de todos los peligros posibles y activar todos los radares del miedo.

La desconfianza es un radar del miedo. Debido a que no tenemos la suficiente valía y tememos constantemente a que se nos haga daño, entonces la desconfianza vive perennemente activa.

¿Qué sucede debido a ello?

Perdemos un sinnúmero de oportunidades y al final ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos. Al final la desconfianza es el descontento con nuestras propias carencias y el apego a la dependencia del culpable. Porque no hay películas buenas sin el malo.

Nos enseñaron a desconfiar porque se necesita un culpable para ser feliz.

Imagina un mundo dónde dejes la desconfianza de lado y al menos te des la oportunidad de dar el beneficio de la duda. Sí, dejar la desconfianza de lado es tú darte oportunidades. Dejar de buscar culpables es darte oportunidades.

Eso implica un grado de responsabilidad y compromiso que no todos están dispuestos a asumir. Eso es lo que no nos enseñaron.

Lo que no te enseñaron además es que nadie viene a tu vida a hacerte daño. Vienen a servirte de Maestros. La vida es una eterna Universidad y necesitamos Maestros para aprender. Si eres un alumno aventajado y enfocado en tu crecimiento personal, menos cosas negativas te van a suceder.

Inclusive con el tiempo aprenderás que lo que hoy se ve muy negativo, mañana verás cómo es una sacudida con una connotación positiva.

El último error es culpar a los padres. Creo que el más común. Ellos hicieron y te educaron como sabían. Ya es tiempo de que te conviertas en tu propio guía.

Si dejas de desconfiar la mitad, tendrás el doble de oportunidades. No lo olvides.

Feliz Viernes.

Yaneli Morales

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