Yo sabía que sólo quería
besar mis labios
recorrer mi cuerpo
sin compromisos.
Yo sabía que no me amaba,
porque quien ama,
ama tu alma no sólo
tu cuerpo encendido.
Pero se empeñaba
en susurrarme al oído,
una y otra vez,
eres por quien vivo.
Nunca le creí,
quizás porque tampoco
amarle era el destino.
Es que yo también quería,
jugar al juego prohibido.
Al de dos amantes locos
bebiendo del mismo vino,
devorarnos en el fuego
extasiarnos sin camino.
Sin necesidad de nada,
todo puede ser distinto.
Él creyó que me engañaba,
mientras yo le disfrutaba.
Hoy tan sólo es recuerdo,
las mentiras poco duran,
la verdad es esa luz,
que ilumina, que perdura.
Yaneli Morales
yanelimorales.com