Otra vez hago catarsis, me purifico, me elevo,
me despego de los miedos, de pronto observo,
¡una rosa!.
Tan pequeña y tan hermosa y con tanto colorido
se convierte en el abrigo de su amiga mariposa.
La que llega, saluda y se posa; dice, estoy bien,
¡ya hoy volé!,
¿cómo se encuentra usted?, amaneció majestuosa.
Agradecida la rosa por aquel bello cumplido
¡vuela alto!, que tu brillo, es ser libre y armoniosa.
Y vuela la mariposa, vuelve a extender sus alas
la rosa queda carnada, de la abeja temblorosa.
Necesito de usted diosa, permita que tengo sed,
de su néctar he de beber, prometo ser respetuosa.
Charlan la abeja y la rosa y la mariposa vuela,
me embeleso en el rocío, el sol ya sale y me quema.
Otra vez hago catarsis, lo consigo en mi jardín,
lo tengo todo y si falta, estoy viva, soy dichosa.
Yaneli Morales.